Última excavación en el asentamiento humano
encontró objetos de hasta 18.500 años. Sitio fue usado en verano por
habitantes, que vivieron el periodo más frío de la era del hielo.
Por casi 70
años, por consenso científico, se consideró que la cultura Clovis fue la
primera en habitar América. Datada entre 12.910 a 12.710 años antes del
presente (AP) se asentó en la mayor parte de Norteamérica y era la prueba del poblamiento
humano tardío desde Asia por el Estrecho de Bering.
Sin embargo, en
1997 se llegó a un nuevo consenso: el asentamiento ubicado en Monte Verde -y
descubierto en 1977-, a 35 kilómetros de Puerto Montt, en la Región de Los
Lagos, era al menos mil años más antiguo, lo que revolucionó lo que se sabía de
los primeros americanos.
Una cuerda con
nudos, piedras con forma de herramientas, huesos de animales y hasta una pisada
que parece ser de un adolescente, además de vegetales comestibles y medicinales,
dieron pistas de lo que fue la cultura monteverdina, gracias al trabajo
realizado por el arqueólogo estadounidense Tom Dillehay, hoy en la U. de
Vanderbilt (investigador principal), junto al geólogo chileno Mario Pino, de la
U. Austral, entre otros científicos.
Los mismos
investigadores volvieron a visitar el lugar a fines 2013, por una
solicitud del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), que les pidió
delimitarlo, y las nuevas excavaciones realizadas en el sitio (llamado Monte
Verde II) y otro más antiguo (Monte Verde I), les permitieron descubrir que el
asentamiento es al menos 4 mil años más antiguo de lo que habían determinado
(14.500 a 18.500 años AP) y que fue utilizado como lugar de paso, muy
probablemente en verano.
Los nuevos
hallazgos (39 objetos de piedra y 12 pequeñas fogatas asociadas a huesos y
vegetales) muestran que “la gente se movía mucho y estaba adaptada a una
planicie muy fría, a pesar de que pasaban por el sitio en verano”, dice a La
Tercera Dillehay. Materiales rocosos exóticos y huesos rotos y quemados
de animales que, por las características del lugar, no eran locales, como
grandes auquénidos (como llamas) y gonfoterios, así como las criaturas más
pequeñas, como ciervos y caballos prehistóricos, por lo que probablemente eran cazados
en otras zonas.
Algunos de
estos objetos fueron fechados en cerca de 19 mil años es una prueba de que el
sitio fue utilizado por un largo periodo. Pero ninguno de los pozos, eso sí,
arrojó que fuera un campamento fijo, si no una ocupación de corta extensión
temporal, aunque no es posible determinar si fue usada por una noche o una
semana. “Pero hay fuego, hay artefactos y pequeños huesitos quemados”, cuenta
Pino.
Un dato que el
geólogo chileno destaca es que, por la fecha en que fueron datados los objetos,
quienes por allí pasaron soportaron el momento más frío de la edad de hielo.
Esa fue una de las razones que los hizo proponer que eran visitas
esporádicas.
El artículo
científico derivado de esta investigación fue publicado ayer por la revista en
línea Plos One, en la que los autores señalan que la cronología y naturaleza
del poblamiento americano aún son foco de gran deliberación entre varias
escuelas de pensamiento, entre quienes defienden el poblamiento temprano o el
tardío y, por otro lado, quienes sostienen que fue una única migración y los
que dicen que fueron múltiples, por Asia o por Europa.
“Por el
momento, la mayoría de la evidencia anatómica, arqueológica y genética da
credibilidad a la idea de que las personas eran relativamente recién llegadas a
América, probablemente en algún momento entre hace 20.000 y 15.000 años”,
indican.
La evidencia
presentada por Monte Verde se adapta mejor a esa posibilidad, “sin embargo,
esto puede cambiar a medida que más datos son recogidos y evaluados. El
registro arqueológico temprano de las Américas sigue siendo muy impredecible y
curiosamente complejo”, concluyen los expertos en el estudio.